Suavidad polar

Como un recuerdo de la blancura inmaculada de las cumbres, el Spa del Hôtel Mont-Blanc es totalmente monocromo: paredes de granito pintado, pieles falsas, se tiene la impresión de rozar un glaciar. Entre dulzura y plenitud. El blanco ha cubierto los salones del hotel, donde la brisa de los años 50 y 60 sopla con fuerza: cerámicas de Vallauris, muebles a medida o vintage envueltos en lana blanca, la elegancia es tan suave como sofisticada. En un estilo de alta costura a la vez chic y acogedor, el Hôtel Mont-Blanc reinterpreta la montaña, como la carpintería clara de las paredes, en las que se pueden leer frases de Jean Cocteau, cuya elegante aura aún planea por aquí.